miércoles, 2 de mayo de 2007

El exodo hacia San Martin de Terreros.

Uno de los tantos libros que constituyen la sagrada biblia es el exodo, se le llama asi a este libro que narra las travesias del pueblo de Israel, que guiado por Moises, atravezó el desierto hasta llegar a la tierra prometida. Por el camino fue tanto el cansancio del pueblo de Dios, que se rebelaron contra el señor, el cual les dijó que ninguno de aquellos que habían salido de egipto entraria a la tierra prometida.

Con motivo de preparación para celebrar los misterios pascuales y el inicio del tiempo fuerte de cuaresma, formadores y alumnos del Seminarios Diocesano, sección menor, hacen una travesia hacia el santuario de San Martin de Terreros, por medio del cual, el cansancio y las dificultades hacen que se cumpla el objetivo trazado.

La comitiva sale del seminario de Celaya alrededor de las 3:30 de la madrugada, para estar en el templo parroquial de Neutla, municipio de Comonfort Guanajuato, alrededor de las 8 de la mañana, ya estando ahi, participamos del pan de vida eterna y del pan corporal.

Aproximademente a las 11 de la mañana reanudamos nuestro camino hacia la comunidad de ojo de agua de garcia, la cual dista a unas tres horas de camino, este es el tramo en la

que el fuerte sol comienza a realizar su labor.

Al llegar a la comunidad de Ojo de agua de Garcia, tenemos la comida y aprovechamos para descansar, ya que aqui el cansancio y las rosaduras se comienzan a manifestar.

A las 5:30 de la tarde partimos para la comunidad de San José de los Allendes, este es el pedazo de camino mas largo y más extenuante, pero pues es la ultima etapa de la jornada. Al llegar a la ya mencionada comunidad, tomamos la cena y nos disponemos para pasar la noche.

Al dia siguiente nos levantamos a las 7 de la mañana, tomamos el desayuno y como a las 10 de la mañana reanudamos nuestro camino hacie nuestro destino, hacia la tierra prometida. Durante el camino nos detenemos para admirar el bello paisaje de los lugares circunvecinos y para tomarnos las fotos del recuerdo.

Llegamos al santuario de San Martin a las 12 de la mañana y participamos de la eucaristia, compartimos los alimentos, convivimos con la gente, visitamos el lugar y nos regresamos al seminario satisfechos de haber logrado nuestro objetivo, el cual era llegar y vivir una experiencia de fe.

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